sábado, 10 de abril de 2004

un día perfecto

Hoy está siendo un día genial. He abierto los ojos a eso de las doce y media, y me quedado en la cama hasta las dos menos veinte. Entonces he decidido que cómo era casi la hora en que daban el informativo, pues ya me he puesto a ver la tele. SIn ningús tipo de criterio. He visto hasta patinaje sobre hielo.

Al cabo de una hora y media, es decir, hacia las tres y media de la tarde, mientras el sol empezaba a colarse por el balcón y me iluminaba el cogote, he decidio ver una peli y "desayunar". He vuelto a ver Lucía y el sexo, que sólo la había visto en el cine. Me ha gustado y la he entendio mejor. De todas maneras, esa peli "griñola" en algunos puntos de ese guión tan enrevesado. Medem tiene demasiadas ideas. Y un gusto excesivo por los símbolos. La luna, el faro, el falo, el sol, la cueva,... El seyauno ha consistido en pipas pelados con un traguito de agua. Delicatessen.

Bueno, pues cuando he acabado de verla, a eso de las seis, me he puesto a hacer cosas. He fregado los platos, he comido (pasta), he tenido mi sesión semanal de arreglo de barba, immersión en cremitas varias y ducha relajante (o sea, más larga). Ya vestidito, he hecho una pausa, no me fuera a estresar. Y pasaban de las ocho cuando he bajado a comprar. Como había hecho una pausa, pues estaba un poco mareado (!!!) y casi me cierran el super. Había mucha gente como yo, esperando al sábado a última hora para ir a comprar.

Y eso ha sido todo, por ahora. Luego quedaré para hacer algo con mi hermana, y me quedaré allí a dormir, que para eso tiene cama de matrimonio, no? Mañana iremos a pasar el día a casa de mis padres, y con un poco de suerte habrá paella de nuevo.

Y oigo a Madonna. Y me siento feliz. Soy una petarda, aunque lleve ese rollo indie, buaaaaaa!

Ayer estuvimos pasando el día en casa de Mari y Victor. Batí mi propio record de llegar tarde, unos 40 minutos, creo. Había dormido tres horas, y me clapé un montón. Es que el día antes había salido con Blanca, y fuimos a Aire, y nos emborrachamos un pelín, y acabamos yendo a Metro. Hacía muchísimo que no iba, desde que conocí a Sebastián. Sigue siendo igual. Y la noche acabó como solía acabar. Desfasadamente tarde. Llegué e casa a eso de las ocho. Vaya festival.

Y claro, pues al día siguiente no podía con mi alma. Me pegue una super siesta en el sofá, y nos reimos mucho, como siempre. Básicamente lo único que hicimos todo el día fue charlar. Por los codos. Bueno, y comer, claro.

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